lunes, 15 de febrero de 2010

El estudio de la Biblia en el sermón


Acerca del estudio Bíblico al predicar, hay una mala y una buena noticia. La mala es que cuando más novato uno es en el estudio, mas tiempo requiere hacerlo. La buena noticia es que con el tiempo y la práctica, es posible hacerlo con más agilidad.  No es lo mismo el estudio bíblico devocional que el estudio requerido para predicar.  El devocional es como hacer un dibujo en la arena. Se aprecia, hay esfuerzo, pero su efecto puede desaparecer. Mientras el estudio bíblico para el sermón es como hacer un cuadro al oleo. Su efecto duradero, no desaparecerá.
Empezamos la preparación del sermón leyendo la Biblia. El resumen del estudio bíblico es observar qué dice el texto, averiguar qué significa y aplicarlo. ¿Es su hábito de lectura bíblica acercarse a ella en oración? El pasaje se lee varias veces, haciendo observaciones sobre los datos útiles al significado del pasaje.  Al leer asegúrese que entiende lo leído y anota las cosas difíciles de entender. Parte de su tarea al predicar será aclarar ambigüedades en el significado del pasaje. Note las palabras repetidas y los términos que considere importantes. Si hay alusión a alguna costumbre o practica cultural, analice su impacto en el significado del pasaje.
Preparamos el sermón, desarrollando el aprecio por el género literario. No es lo mismo leer un salmo que un trozo de Éxodo. Tampoco es lo mismo leer un proverbio que una porción en primera de Pedro. La literatura narrativa, de sabiduría y epistolar tiene su propio “sabor”. El sermón tiene que tomar en cuanta el sentir de cada género literario. Es más, el sermón debe fluir como suele fluir el género literario del cual predicamos. La historia en la narrativa y la lógica en las epístolas son herramientas diferentes, pero integrables al sermón.
Preparamos el sermón apegados a la trama.  Entre guionistas de cine hemos oído que se habla de la historia, el plot, la trama, la saga, el relato. Pues la tarea del predicador es descubrir la trama, del pasaje, apropiársela y desarrollarla. Cada género literario tiene un contexto histórico gramatical que debe atenderse. Sea una carta de Pablo o el Evangelio de Marcos. En los evangelios encontramos parábolas y narración, sujetas a un ambiente histórico cultural. De es marco surge el propósito de nuestro mensaje.
Preparamos el sermón atendiendo ideas no solo palabras. Tras cada pasaje hay teología y una enseñanza que se perfila como la idea central del texto. La Biblia es una unidad con un mensaje cristiano que debemos usar en apoyo a nuestro pasaje. Ahora nos toca hacer la abstracción del pasaje. Se hace preguntándonos de qué habla el pasaje y qué dice de eso de lo que esta hablando. Esa idea se desarrolla en puntos que reflejan la estructura del pasaje, desagregando la idea central en ideas paralelas que reflejan el contenido del texto.
Preparamos el sermón trasladando el estudio bíblico a la vida del oyente. No predicamos del pasado antañón y remoto. La idea central de la predicación es acercar la biblia al oyente del siglo XXI. Ningún hombre se acerca a Dios oyendo la conjugación de verbos griegos o hebreos. Eso queda para el estudio, al averiguar el significado del pasaje. La tarea homilética es tomar todo el trabajo bíblico y convertirlo en un desafío para el hombre de hoy. La forma mas sencilla de hacerlo es notar las luchas y tensiones de los personajes bíblico y convertirlas en las luchas y tensiones del hombre de hoy. La idea central, el propósito y los puntos mayores y menores deben expresarse de manera que se relacionen con las tensiones, dilemas, tentaciones y dudas del hombre moderno. La aplicación puede ser fuente de herejías, por eso es importante haber entendido bien el pasaje, para aplicarlo de manera fiel.
El estudio bíblico es oír la voz de Dios. Sin el, iremos a parar a cualquier lugar. Por eso leemos la biblia, haciendo observaciones, identificamos el argumento,  lo traducimos a ideas y las aplicamos a la vida de los oyentes. El puente entre ayer y hoy es parte indispensable del sermón.  Qué dice, qué significa y qué me exige a mí el texto, eso es exponer y aplicar la Biblia.

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