miércoles, 6 de enero de 2010

Predicar, vale la pena


Para Alejandro Dumas “la palabra es la mejor medicina para el alma”. ¿Qué hay en las palabras que son capaces de iluminar una decisión, cambiar a un hombre y despertar a una nación? El consejo oportuno, la reprensión bondadosa, el conocimiento necesario, son todos expresados con palabras. De hecho, una de las fuerzas que guían a la civilización es la fuerza de las palabras.
Uno de los resultados del posmodernismo, en otras latitudes, es la devaluación de la predicación. En donde el posmodernismo es una realidad, se habla de “la platica”, “el conversatorio” o la “comunicación” y se evita el término predicación. Tienen la idea que la predicación es “paseé”. La idea de los postmodernos es superar el modelo del predicador clásico pues se tiene la idea que predicador es alguien que se pone a gritar al frente de un grupo. 

En nuestro medio, también hay una devaluación de la predicación por razones diferentes. Cultos largos en los que hay más atención en el “aspecto musical” de la adoración que en el “aspecto comunicacional”, al punto que este se pasa volando en un micro mensaje de diez minutos.  Cuando Dios se propuso comunicarse con el hombre, decidió hacerlo por medio de la predicación y la enseñanza. Pablo insiste en que le plugo a Dios “salvar al mundo por la locura de la predicación”.

Es claro que lo primero que debemos hacer en este caso es definir que entendemos por predicar. Si predicar consiste en disimular el formato y el contenido de cualquier cosa que ofenda a nuestros oyentes, entonces tendremos que hacer grandes ajustes a nuestro mensaje y a nuestro ministerio, posiblemente en detrimento de ambos. Es cierto que no estamos en el negocio de ofender susceptibilidades, pero tampoco podemos esconder o disfrazar la presentación clara del mensaje cristiano. 

Entendemos por predicar el anuncio de reconciliación con Dios, el heraldo que presenta las buenas nuevas de amor y paz. También se incluye en la predicación el llamado al arrepentimiento y la corrección de lo deficiente. El ministerio de los profetas es un llamado a volverse a Dios. Cuando la predicación de Juan el bautista y de Jesús sacude a Jerusalén, ambos se enmarcan en la tradición profética. Desde entonces los apóstoles y los discípulos de estos, hasta nuestros días, han predicado reconciliación y han corregido a la sociedad llamándola al arrepentimiento.

Quizá una de las razones para la devaluación de la predicación entre los cristianos del siglo XXI es que no sabemos que hacer con los profetas del texto bíblico. Atenidos a la Biblia, diríamos que hay dos grandes secciones proféticas, los profetas mayores, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; y los doce profetas menores. Los predicadores contemporáneos no sabemos que hacer con ellos. Los leemos poco y los estudiamos menos. Por eso concluimos que esta bien sustituir el aspecto comunicacional del ministerio por el musical. ¿Cuándo fue la última vez que usted predicó de los profetas?

Sigmund Freud, alguien más familiarizado con el uso terapéutico de las palabras dijo: “la ciencia humana no ha podido aún producir un medicamento tranquilizador tan eficaz, como lo son unas pocas palabras compasivas”. El ingenio de Freud, el padre de la psicología y psiquiatría modernas, fue rescatar de su fondo judío un concepto bíblico: Las palabras curan y expresan lo que somos, sentimos y pensamos. Esa es a la vez la base espiritual y "científica" de la predicación. Usted escucha la palabra para cambiar, para crecer y para hacer morir en usted lo que no agrada a Dios. Sin predicación no hay arrepentimiento, y sin arrepentimiento, francamente, no hay Iglesia.

4 comentarios:

  1. Me parece muy interesante la creacion de un blog en donde los predicadores podamos compartir, discutir a un buen nivel la importancia de la comunicacion, que como diria Stott es el puente entre dos mundos. Gracias Guillermo por tan grande esfuerzo.


    saludos

    Vicente Sánchez Polo
    Vida Real-Vaya con Dios.

    ResponderEliminar
  2. Saludos Vicente, un abrazo y deseo tu progreso en todos los aspectos relativos a tu vida profesional y ministerial.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por compartir estos mensajes ya que nos ayudan a refleccionar en nuestravida espiritual, definitivamente la "palabra Espiritual" es el mejor remedio para elalma
    Saludo Jaime Torres

    ResponderEliminar
  4. Saludos Jaime, es de mucho ánimo ver que el interés de los hermanos en esta temática. GWM

    ResponderEliminar