lunes, 18 de enero de 2010

Los ladrillos para construir un sermón


Una definición para explicar el proceso. Predicación expositiva es sacar a luz la pertinencia de (1) una idea del texto bíblico, que se obtuvo (2) estudiando e interpretando adecuadamente la biblia, con el fin de (3) formular en una proposición memorable, (4) la contribución particular de esa idea, la cual (5) se presenta usando los medios más efectivos de comunicación, para (6) lograr en el ser humano lo que la teología del pasaje propone, (7) desafiando al pueblo de Dios a hacer algo con ese mensaje.
Una idea del texto bíblico. El primer paso al preparar un mensaje es considerar en oración el texto que he de predicar. Al hacerlo es importante asegurar que se está estudiando una unidad completa de pensamiento: un párrafo, una historia, un poema completo, un dicho de sabiduría cabal. Por supuesto, ha de estudiarse sin aislarlo de otros textos que lo iluminen.
Interpretando adecuadamente la Biblia. Esta es quizá la mayor dificultad que se enfrenta. Sabemos leer la Biblia pero enfrentamos dificultad al manejar la Biblia homiléticamente. No es lo mismo leer la Biblia para mi devocional personal, que interpretar el texto para predicarlo. De igual manera que no es lo mismo hacer un dibujo en la pizarra que pintar un cuadro al oleo. Lo uno es efímero y rápido, lo otro es duradero y más trabajoso. Entender que no es lo mismo es la primera dificultad. Predicar requiere observar, luego interpretar para poder llegar a aplicar adecuadamente el texto. Tres pasos básicos del estudio bíblico.
Una proposición memorable. Una de las leyes de la comunicación oral es que la mente busca la unidad de todo lo que percibe. Por eso la idea central busca suplir esa unidad. También es cierto que esa proposición memorable se apuntala en los puntos mayores y menores del mensaje. De ahí que insistamos, que todos los puntos deben ser elaborados en ideas completas. La idea central es el corazón del mensaje, y el sermon ha de tener forma de sermón, cosa obvia que no siempre se sigue.
La contribución de esa idea. No predicamos sólo “las palabras” del texto sino “las ideas” del texto; predicamos la “teología” detrás del texto. Eso no significa sacar “principios”  tan generales que vagamente o indirectamente representan el texto. La verdad bíblica que esta en el pasaje es una enseñanza específica que debe definir el mensaje.
Usa los medios más efectivos de comunicación. Nos referimos a la ley de la unidad, que vela por la coherencia entre idea central, propósito y conclusión; la ley del orden, que da solo la información que la mente del oyente necesita; la ley del progreso, que tiene un sentido de avance; la ley de la pertinencia, que tiene en mente la aplicación a la vida del oyente; la ley de la claridad, que trata de hacerse entender; la ley de lo primero, que pone atención a cómo se empieza; y la ley de lo mas reciente, que pone atención a cómo se finaliza el mensaje.
Para lograr en el ser humano lo que la teología del pasaje propone. El propósito del mensaje combina la idea bíblica con la contribución de la idea a la revelación. Es decir, Dios se propone enseñarnos algo, invitarnos a la fe por algo, o pedirnos obediencia a algo, lo cual el propósito recoge para aplicar más extensamente el mensaje a la vida de la congregación.
Desafiando al pueblo de Dios a hacer algo con el mensaje. Todo mensaje debe aterrizar en una decisión, ya sea a creer en algo, a confiar por algo o a hacer algo. El creyente debe comprometerse con Dios respondiendo existencialmente al mensaje que ha escuchado.

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