miércoles, 9 de octubre de 2013

También de los fracasos se aprende

El viernes pasado hablé a un grupo de ansiosos padres de familia sobre el tema de mi libro: “Padres que enseñan responsabilidad.”  En medio de copiosa lluvia y bajo una galera de lamina que tronaba ensordecedoramente, hablaba a mas de 100 personas en un 95% padres de familia. El mensaje iba “bien” hasta el cierre. Cuando llegué al cierre muchísimas de las cosas que habían encontrado el asentimiento de los padres debieron ser llevadas “hasta la cocina.”

Me explico, en lugar de repetir mis puntos y parafrasear la idea central, este era el momento de hacer un llamamiento, proponer dos o tres compromisos concretos y terminar con un compromiso entre los padres y el señor. El ambiente era perfecto y los padres tenían la necesidad de un cierre diferente. Deje pasar la oportunidad. No lo vi. Actué muy doblegado por las circunstancias, la lluvia y la dificultad de terminar el mensaje en vez de hacer el análisis espiritual que requería el cierre del mensaje. Meditar sobre ello después fue para mí una gran lección que quise compartir con los lectores de éste blog. Saludos. 

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