domingo, 8 de agosto de 2010

Los jóvenes se apropian de su herencia espiritual (segundo sermon de agosto)

Introducción

Hay expresiones infantiles que lucen tan bien en labios de un niño. El niño que llama a su padre, ¡Papi! O cuando la mirada atenta sigue al adulto y el niño dice, “Papi, upa”, a la vez que tiende los brazos al padre o la madre.

Cuando dos niños presumen de las virtudes y habilidades de sus padres, suena tan dulce oír la admiración que ellos sienten hacia sus padres. Pero cuando los niños hablan así de Jesús y de su Padre celestial es sublime. Es como un coro de voces angelicales exaltando al Señor. De eso habla nuestro pasaje. Mateo 21:15-17

I.C. Jesús afirma que alabarlo es mejor cuando los jóvenes se apropian de la herencia espiritual

Propósito: Enseñar a los jóvenes a apropiarse de la herencia espiritual es valioso para Dios

I. La alabanza a Jesús ofende a los líderes del pueblo. v. 15

A. Los encargados de promover la alabanza y la adoración en el templo se disgustan al oír la alabanza, v. 15a.

B. Los jóvenes, viendo las maravillas, aclaman a Jesús en el templo, v. 15b.

C. Los jóvenes dicen, “Sálvanos, salva hoy, hijo de David”, v. 15c

Los jóvenes se apropian de la espiritualidad cuando alaban a Dios

II. La alabanza que los niños ofrecen a Jesús es mejor, v. 16-17

A. Jesús señala a los líderes su ignorancia de la palabra de Dios 16a

B. Jesús señala que los niños tienen palabras especiales para Dios v. 16b

C. Jesús se apartó de la popularidad y se marchó a casa v. 17

Conclusión

Jesús advierte que la alabanza a él es mejor cuando viene de los niños. Los niños tienen una palabra que cuenta para Dios. ¿Reconoce usted el valor de la palabra de los niños cuando ellos expresan su espiritualidad? ¿Ha notado usted cuáles son las inquietudes espirituales de los jóvenes? ¿Le da usted espacio a esa vocecita para que sea oída?

¿Qué aprende usted de esta experiencia en la vida de Jesús? ¿Qué tienen los jóvenes que enseñarnos? Su sencillez, su apertura a Dios, su inocencia, su disposición a creer, su amor a Dios, son cosas que afloran en las palabras de los niños.

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