domingo, 23 de mayo de 2010

La predicación en nuestro contexto

La predicación en Guatemala, no se ha analizado aun, ni desde el punto de vista de los cánones de la retorica, cicerónica ni de la comunicación moderna. La (1) inventio, (2) elocutio, (3) dispositio, (4) mnemos y (5) pronuntiatio constituyen los cinco cánones de la retorica cicerónica. Estos pasos tienen que ver con 1. La decisión o elección del tema a discutir, 2. el estilo o selección de palabras según el tema, 3. El bosquejo o arreglo del tema a fin de alcanzar mayor efectividad, 4. La capacidad de retención del discurso y 5. Finalmente, el arte de declamar o discursar.

Tampoco se ha sometido la predicación protestante a los cánones modernos de la comunicación, tales como estimulo, emisor, receptor, código, medio, “ruido”, decodificación y efectores. Hay estudios aplicados a la comunicación religiosa en general, pero, existe virtual silencio sobre el análisis de la predicación protestante en Guatemala, desde el punto de vista de lo que los sofistas llamaron tekné o el arte de la comunicación.


Según Robinson, la predicación en los años 40´s y 50´s, en Estados Unidos, era evangelística. En los años 60´s y 70´s era didáctica, con retroproyector y pizarra, claro, centrada en la Biblia. De ahí el estribillo de Billy Graham “la Biblia dice”. En los años 80´s y 90´s la predicación se hizo introspectiva, tratando de ayudar al creyente con temas como la depresión, el stress y otros problemas interpersonales. De todo ello, lo único que se puede colegir es que el movimiento misionero en Guatemala ha mostrado muy poco de esa evolución. Lo que percibí de esas fases, lo vi en el mundo académico. Fuera de la academia, concretamente en la Iglesia, los énfasis han pasado desapercibidos en el campo misionero.


Guatemala está 60 años atrás en relación a Estados Unidos. La característica de la predicación, en estas geografías, sigue siendo el evangelismo, con poco o ningún énfasis en los costos del discipulado o en la ética protestante. Mas allá del posible desprecio u ostracismo “social” la predicación no entrena al creyente para afrontar la cultura de la indefinición y la mentira en la que esta asentada su sociedad. De modo que la impuntualidad, la palabra no cumplida y el abuso de los derechos del prójimo tienden a cortar parejo entre cristianos y no cristianos. Este es un déficit de la predicación protestante que causa daños irreparables en la vida de las personas.


Además, Guatemala enfrenta una situación difícil en el área político social. Con un sistema de justicia colapsado, con un incremento sin precedentes en la violencia y la criminalidad común; con la “privatización” de la Corte Suprema de Justicia, cuyas elecciones se obstaculizan usando el positivismo jurídico en el que los magistrados se amparan, a fin de no ceder posiciones vinculadas a la ejecución de presupuesto.


Si eso fuera poco, el país vive una situación inconstitucional, intervenido por la CICIG; inconstitucional es también, que funcionarios no electos ejerzan el mismo poder que el presidente de la república; es un secreto a voces que el crimen organizado controla regiones del país en las que se ha convertido en la única ley; por otro lado, el crimen de cuello blanco controla un sin fin de contratos millonarios. Todo esto, en tanto la población languidece sometida a la violencia y a la pobreza.


Por supuesto que, consecuencias tan graves como las apuntaladas, no obedecen sólo a razones homiléticas. Hay tras de ellas, otras causas que afectan las decisiones de millones de personas cada día, pero la orientación bíblica adecuada podría hacer muchísimo para contrarrestarlas. Los creyentes, en su mayoría, saben que tienen una relación con Dios, pero esa realidad no se materializa en relaciones aquí y ahora. Se trata de un problema cultural y espiritual. Consiste en una teología que ve con toda naturalidad la exclusión de Dios de la vida diaria y la entronización de prácticas sociales “paganas” en su lugar.


Es un lugar común que la predicación de muchos siervos de Dios sea una predicación menos atenida al canon expositivo, y más atenida a cánones efectistas. Definimos como efectismo el recurso a la personalidad, al golpe sorpresa, al uso del momento deslumbrante, acudir a subterfugios de la personalidad, al humor, a los “fuegos artificiales”, al florilegio, en desmedro de la exposición bíblica. Nada de malo hay en usar estos recursos como parte del mensaje, pero son totalmente inaceptables si se usan como un sustituto a la explicación-aplicación de un concepto bíblico, cuyo marco es el mensaje expositivo.

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