Señalamos aquí algunas actitudes e influencias culturales que tienen graves consecuencias teológicas sobre nuestra predicación. Esas actitudes destruyen nuestra libertad y nuestra responsabilidad.
1. Una definición defectuosa de la espiritualidad: espiritualidad es aquello que nada tiene que ver con la materialidad. La definición correcta de espiritualidad es someter al control del Espíritu todas las áreas de la vida.
2. Las actitudes o juicios de valor que nacen de la definición defectuosa de espiritualidad.
3. El movimiento misionero dualista, que no enseñó responsabilidad cívica a pesar de venir de una nación que tenia claras muchas ideas y resueltos muchos problemas. Una nación que además tenia una visión cívica frente a lo religioso, es decir, no sólo le pedimos a Dios el cambio sino cada quien es responsable de efectuarlo.
4. Una interpretación incompleta de Lutero: Si podemos oponernos a la Iglesia por estar equivocada en su doctrina, por qué no oponernos al sistema de derecho sobre el cual esta asentada esa iglesia.
5. Los principales problemas que la sociedad tiene hoy se resuelven al nivel del poder local municipal: las pandillas, la inseguridad policial, el irrespeto al derecho ajeno. Es urgente poner el presidencialismo de cabeza, es decir, al servicio del pueblo.
6. En donde los hombres gobiernan las leyes no gobiernan. Las leyes existen para hacer predecible la conducta, de otra manera impredecible, de los hombres.
7. La diferencia entre Ley y legislación. La legislación, son principios casuísticos (se proponen resolver casos que pueden ser infinitos) e interviene en la vida diaria de ciudadanos que hacen cosas que por su naturaleza no son políticas: comprar, vender, crear, contratar etc. Cuando la legislación toma el lugar del ciudadano y decide por el, los precios, las transacciones, las formas de contratación, politizando lo que no es de origen político, favorece a unos y entorpece la libertad de otros. La Ley en cambio es abstracta, aplicable a todos y no privilegia a nadie en especial. Por eso, la legislación se convierte en la principal explicación de la pobreza y la violencia de una sociedad. Ese es el caso de Guatemala.
8. La diferencia entre ética de medios y ética de fines: Dios no sólo quiere que seamos buenos (fines) también quiere que nos conduzcamos responsablemente administrando las cosas que hemos recibidos afuera de la Iglesia y cuya naturaleza no es eclesiastica (medios).
9. La diferencia entre principios y valores e ideas claras: Dios no sólo quiere que hagamos algo, cualquier cosa, Dios quiere que hagamos lo que es recto. La libertad y la responsabilidad son las ideas que nos conducen a hacer lo que es recto y son el fundamento de una vida moral. Aclararnos esas ideas es importante, por eso dijo el pastor John Stott, “creer es también pensar.”
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