jueves, 16 de junio de 2011

Cada pasaje tiene una intención que el predicador debe buscar

La “intención del autor” bíblico, al escribir, ha ido evaporándose conforme introducimos mas y mas supuestos de nuestra cultura y de nuestro tiempo. Insistimos que el significado esta principalmente en el texto y solo subsidiariamente, atrás del texto y luego enfrente del texto. Es decir, Dios nos ha dado su palabra y el significado de ella esta en lo que el texto dice.

Ir detrás del texto es estudiar el fondo histórico, social y político de los tiempos bíblicos. Cuánto de eso es relevante al significado del texto no puede generalizarse. Hay cosas que son pertinentes, hay otras que no lo son y que sirven más a la “eisegesis” que a la exegesis del texto. Las investigaciones del fondo histórico de autores relacionados al “seminario a cerca de Jesús”, en USA, ilustran como material irrelevante termina induciendo interpretaciones antojadizas. Por otro lado, ir delante del texto es ver como el texto le habla a distintas audiencias en la Biblia y en la historia. De ello decimos que nuestras lecturas históricas, afuera de la Biblia, no tienen la misma garantía que tienen las que están registradas en la Biblia. Unas gozan de inspiración en el sentido teológico y las otras no.

Insistimos en la intención del autor por las razones siguientes: Primero, porque el autor escogió un género literario para expresar su mensaje. Es decir el autor, se proponía comunicar un mensaje y la intención de ese mensaje incluyó que su autor escogiera un formato literario para comunicarlo. Jeremías escogió escribir una profecía y un canto de lamento en Lamentaciones. Lucas escribió un evangelio con claras señales biográficas y un libro de historia de carácter muy diferente al primero. Dentro de los libros proféticos hay secciones que solo pueden comunicarse poéticamente y a ese genero se aviene por ejemplo Isaías en la ultima parte de su obra.

Segundo, el contexto histórico y la ocasión específica que motivó el escrito, sólo pueden afirmarse si el autor tenía una intención al escribir. Por ejemplo, Pablo se proponía responder, en 1era de Corintios, una serie de preguntas que la Iglesia de Corinto le había enviado por medio de los de la casa de Cloe. El las responde una por una. En Filemón se propone buscar la liberación del esclavo Onésimo o al menos, un trato más humanitario para él.

Tercero, por el contexto literario del libro así como el contexto de cada unidad literaria. El libro aporta algo al marco general de la revelación que no se puede entender si el autor no hubiese tenido una intención al escribir. Es una parte que cabe dentro de un todo que es la Biblia, pero que además ese libro tiene muchas sub partes que forman literariamente el libro. Tanto el libro en general como las sub partes aludidas aportan algo al mensaje general de la Biblia que no estaría ahí si no pudiésemos hablar de la intención del autor. Nehemías nos relata la restauración de los muros de la ciudad tras el retorno del exilio. Sin ese libro no tendríamos idea de cómo eso se llevó a cabo. Pero cada sección del libro va elaborando sobre el cómo, hasta ofrecernos la visión de una reconstrucción material y otra espiritual, en la primera y segunda mitad del libro respectivamente.

Cuarto, es posible encontrar el diseño del autor por medio de un bosquejo de las unidades literarias del libro, en la relación de las partes con el todo. Esa estructura viene dada por giros geográficos, biográficos o temáticos. A veces se sugiere por un punto pivote en todo el libro como en Gn. 12, por el final de una sección como Mateo 12 y el inicio de otra, como Mateo 13 o por un versículo como el de Lucas 9:51. Se trata de características literarias que señalan giros de pensamiento o divisiones mayores en el bosquejo del libro. Eso nos confirma que el autor tiene un propósito al escribir.

Quinto, las características gramáticales específicas para comunicar el mensaje sugieren la intención del autor. Marcos se lee como una obra de acción con verbos y conectores que mantienen la acción en el relato. Proverbios se lee como una colección de sentencias para comunicar grandes verdades en pocas palabras, pero las figuras del lenguaje, los accidentes literarios son típicos de la sabiduría, como la forma del proverbio y la conducta que identifica, cosas que sugieren la intención del autor.

Sexto, la selección de palabras para presentar lo dicho, apunta a una intencionalidad en el autor. La insistencia en ciertos vocablos como la “participación” en Filipenses, para comunicar que los creyentes participan con el apóstol en la predicación. El lenguaje filosófico de Pablo en la segunda parte de colosenses que ilustra que Jesús es todo lo que los místicos falsos maestros le piden a los colosenses que busquen. Pablo dice nada hay que buscar, Cristo es suficiente y decir eso es la intención del autor.

Séptimo, los pasajes paralelos usan en contextos diferentes el mismo material para apoyar argumentos distintos. Esto es importante porque se puede colegir que el material que el autor A seleccionó en cierto lugar, en otro contexto, el autor B lo utiliza para apoyar un argumento acorde a su propósito como autor. En cada caso se menciona lo mismo, pero para apuntalar un argumento diferente, sugiriendo que el intento del autor es distinto. Los tres sinópticos relatan con diferentes énfasis los mismos pasajes de la vida de Jesús, pero pero esos contenidos "repetidos", tienen diferente propósito literario y teológico. No se diga si comparamos esos mismos episodios con el Evangelio de Juan cuya intención del autor esta explícitamente dicha (Jn.20:30-31), como sucede en otros libros bíblicos.

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