viernes, 18 de junio de 2010

¿Son las riquezas más importantes que las personas? (Sermón del tercer domingo del mes)

Introducción


1. La historia es dramática. Un amor imposible entre un noble y una plebeya.

2. Eduardo octavo, rey de Inglaterra, tras menos de un año renunció a la corona. En 1936 confesó en un discurso a la nación, que prefería casarse con Wally Simpson.

3. Wally era divorciada, americana y rechazada por el Parlamento y el Primer Ministro. De modo que el rey abdicó a su corona “por amor”, un amor que era imposible.

4. Esta historia de amor tiene un desafío que nos cuestiona. ¿Es posible poner las cosas de este mundo en un segundo plano por el amor?

5. La verdad es que si eso fuera facil habría mas amor en el mundo. ¿Por qué debemos usted y yo poner cualquier cosa en un segundo plano para poner por encima a las personas?

6. Jesús respondió a esa pregunta con gran claridad. Se valió de una parábola, una historia que tiene una enseñanza central.

7. Camino a la cruz, en Jerusalén enseña en el evangelio de Lucas, que la riqueza no es más importante que la misericordia. Abra conmigo su Biblia en Lc. 16:19-31.


I.C. Darle a las cosas más importancia que a las personas tiene consecuencias eternas.

Propósito: Denunciar que poner a las cosas por encima de las personas es una afrenta a Dios.


I. La importancia de las cosas sobre las personas en vida, v.19-21

A. Vea la vida del hombre rico, v.19

B. Vea la vida del hombre pobre, v.20-21


II. La importancia de las cosas sobre las personas tiene resultados eternos, v. 22-26

A. La consecuencia eterna para Lázaro, v.22a

B. La consecuencia eterna para el rico, v.22b-26

III. La importancia de las cosas sobre las personas impide oír a Dios, v.27-31

A. El rico entiende que sus hermanos pueden perderse, v.27-28

B. El rico no escuchó lo que era importante para vivir, v.29-31


Conclusión

1. Hemos visto aquí que darle a las cosas más importancia que a las personas tiene consecuencias eternas.

2. Ni las cosas, ni el conocimiento, ni la fama, ni las colecciones, ni los trajes, ni los libros, ni los pasatiempos, ni las distracciones, ni el trabajo, ni la iglesia, son más importantes que las personas.

3. Dos textos que subrayan estas verdades: Jesús dijo que “es difícil que se salve uno que tiene la esperanza puesta en sus riquezas”. También dijo: “Y si supieses qué significa: Misericordia quiero y no sacrificios”.

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